De las Escuelas Teóricas que realizaron
sus estudios en Comunicación se encuentran la Escuela de Palo Alto y la Escuela
de Chicago. Los siguientes renglones intentan resumir y brindar generalidades
de los aportes de cada una de ellas a cargo de sus diferentes autores.
En primer lugar, La escuela de Palo Alto
también llamada “Colegio invisible” tiene su origen en los años 60 con un grupo de psicólogos sociólogos y antropólogos
(Jurgen Ruesch, Gregory Bateson, Janet Beavin, Donald De Ávila Jackson, Paul
Watzlawick) que manifiestan su inconformidad con la excesiva influencia en los estudios
sobre comunicación del modelo de Shannon y Weaver. Estos autores coincidían en que los estudios sobre comunicación se habían concentrado hasta entonces en dos aspectos: 1)
los aspectos técnicos de la comunicación (transmisión de señales) y 2) los
aspectos funcionales de la comunicación de masas. Esta escuela observa la comunicación como un concepto clave en la psicología humana que adquiere
una condición específica, y es aquí donde los autores le dan vida a la “teoría de la comunicación humana”.
Esta
teoría se centra en el estudio de las
situaciones concretas de interacción comunicativa. En este enfoque aparecen dos conceptos tomados de Gregory Bateson: el primero nos
habla del interés por la pragmática de
la interacción humana (análisis de
consecuencias enlazadas que caracterizan
a las interacciones en un marco social), y es aquí donde la Escuela de Palo Alto introduce a la comunicación una mirada desde
la psicología planteando la relación que los autores plantean entre conducta y comunicación. El
segundo aspecto tiene que ver con la idea del deuteroaprendizaje (aprender a
aprender). Según Bateson “los procesos de desarrollo cognitivo y de
socialización (procesos de aprendizaje) deben ser necesariamente reflexivos”; esto quiere decir, que estos procesos deben también estar dirigidos hacia sí mismos,
o hacia el mismo individuo, lo que nos da a entender que entonces, no sólo
aprendemos sobre nuestra relación con el entorno (desarrollo cognitivo y
socialización), sino que también aprendemos acerca del modo en que aprendemos a
relacionarnos con ese mismo entorno.
En ese sentido, los procesos de aprendizaje y socialización
poseen un amplio margen de autocorrección. Esta teoría también nos explica por
qué gracias a la importancia de la interacción
en la constitución del individuo y sus relaciones, nos es posible entender que algunas conductas psíquicas y sociales tengan su origen en conductas
comunicativas.
Un momento importante en la Escuela de Palo Alto es cuando los autores de la teoría de la comunicación incorporan
en sus estudios muchos de los conceptos de la Teoría General de Sistemas y
Cibernética (función, feed-back, relación, etc.), partiendo de cinco axiomas
para el estudio de la comunicación: 1) No se puede no comunicar (Todo
comunica): esto quiere decir que toda conducta humana es comunicación y que
habiendo algún tipo de actividad, esta ejerce influencia en el otro y transmite
algún significado; 2) Niveles de contenido y niveles de relación: el nivel de
relación de los individuos predispone el nivel de contenido de los mensajes a
comunicar; 3) Puntuación de la secuencia de hechos: aquí los individuos
organizan las interacciones estableciendo iniciativas, puntos en común,
antagonismos, etc. 4) Comunicación digital y analógica: para entenderlo en un
contexto general podemos decir que en una conversación el contenido de las
oraciones se articulan como una comunicación digital; mientras que los gestos
(comunicación no verbal) y el mismo contexto de la comunicación forman parte de
la conversación como una comunicación
analógica; 5) Interacción simétrica y complementaria: en este quinto y último
axioma la simetría se explica en el momento en que los interlocutores empiezan
a crear diferencias, y por el contrario, la complementariedad se explica en el
momento en que los participantes encuentran compatibilidades. Por ejemplo: en
la jornada pre-electoral del plebiscito se puede concluir que gran parte de los
ciudadanos fueron compatibles con los argumentos del “NO” y de ahí los
resultados finales; mientras que la simetría se vio reflejada en la poca
capacidad de persuasión de los argumentos del “SI”.
En una segunda estancia encontramos La
Escuela de Chicago, la cual surge en la
década de 1920 con un interés definido,
el cual se centraba en los procesos sociales en un momento cuando
concurrían a las ciudades
norteamericanas inmigrantes de diversas culturas. Robert Ezra Park, fue uno de los fundadores de la Escuela, quien
denominó la ciudad como un “laboratorio social” en la que el mismo, analizaba
dinámicas de adaptación e interacción grupal de una forma concreta.
Para la Escuela de Chicago, la psicología debe ‘salir a la
calle’ y ‘aproximarse al individuo en el seno de su comunidad’. Por eso, se explica ese afán y preocupación en el estudio de las ‘motivaciones
conductuales sobre el terreno’, un afán
de sistematizar ese análisis de las
interacciones entre grupos sociales o individuos en las urbes, análisis al que Park y Ernest Burgess le dan el hombre de “Ecología Humana”. Estas observaciones integraban lo físico con lo biológico (la
comunidad como una simbiosis en un espacio geográfico), lo social (la comunidad
como un entramado de relaciones interindividuales de orden pragmático) y
cultural (la comunidad como un entramado de significados y prácticas simbólicas).
En ese sentido, los estudios de la Escuela
de Chicago se centraron en la relación
que existía entre el individuo y la comunidad,
en un contexto donde el individuo operaba como una ‘máquina aislada’
(conductismo mecanicista) y la sociedad
como una ‘máquina aislada’ (funcionalismo). Para la Escuela de Chicago es relevante
entonces los fenómenos comunicativos
como forma dominante de interacción social y a su vez es una de las escuelas que por primera vez
se cuestiona de las teorías sobre
efectos de los medios de comunicación masiva (la de la comunidad como filtro de
la influencia del medio). Otros autores importantes en la Escuela de Chicago
fueron Luis Wirth (inmigrante Alemán) y E.Hughes; Whirt principalmente reforzó
los estudios urbanos que habían hecho Park y Burgess, mientras que Hugues
centró su aporte en el estudio etnográfico de las instituciones, las
profesiones y el mundo laboral.
Habiendo reseñado los aspectos más
importantes de la Escuela de Palo Alto y
la Escuela de Chicago, se puede concluir que cada una realizó aportes
significativos al estudio de la comunicación, en razón, a la forma en que los
autores analizaban las acciones o conductas comunicativas desde los
comportamientos individuales y grupales de los seres humanos, en donde
progresivamente se fueron introduciendo a estos estudios otras ciencias que no
habían sido tenido en cuenta como la psicología, antropología, sociología, entre otras. Cada uno de los autores hizo sus aportes los
cuales fueron reflejados en diferentes obras, que en su mayoría de veces, partían de una crítica
directa a teorías de otros autores que no siempre eran contemporáneos. La
Escuela de Chicago y Palo Alto, abrieron la puerta a entender la comunicación
como una ciencia que amplía su conocimiento de manera universal, encontrando
siempre un punto de interacción complementaria en lo que tiene que ver con el entendimiento del comportamiento de los
individuos con su entorno.
FICHA BIBLIOGRÁFICA
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Edición:
Universidad de Valencia
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