lunes, 3 de octubre de 2016

Escuela de Chicago y Palo Alto: Reseña Crítica



     De las Escuelas Teóricas que realizaron sus estudios en Comunicación se encuentran la Escuela de Palo Alto y la Escuela de Chicago. Los siguientes renglones intentan resumir y brindar generalidades de los aportes de cada una de ellas a cargo de sus diferentes autores.
     En primer lugar, La escuela de Palo Alto también llamada “Colegio invisible” tiene su origen en los  años 60 con un  grupo de psicólogos sociólogos y antropólogos (Jurgen Ruesch, Gregory Bateson, Janet Beavin, Donald De Ávila Jackson, Paul Watzlawick) que manifiestan su inconformidad  con la excesiva influencia en los estudios sobre comunicación del modelo de Shannon y Weaver.  Estos autores coincidían en  que  los estudios sobre comunicación se habían  concentrado hasta entonces en dos aspectos: 1) los aspectos técnicos de la comunicación (transmisión de señales) y 2) los aspectos funcionales de la comunicación de masas. Esta escuela  observa la  comunicación como  un  concepto clave en la psicología humana que adquiere una condición específica, y es aquí donde los autores le dan vida a la  “teoría de la comunicación humana”.
      Esta teoría  se centra en el estudio de las situaciones concretas de interacción comunicativa.  En este enfoque aparecen dos conceptos  tomados de Gregory Bateson: el primero nos habla del  interés por la pragmática de la interacción humana  (análisis de consecuencias enlazadas  que caracterizan a las interacciones en un marco social), y es aquí donde  la Escuela de Palo Alto  introduce a la comunicación una mirada desde la   psicología  planteando  la relación que los autores  plantean entre conducta y comunicación. El segundo aspecto tiene que ver con la idea del deuteroaprendizaje (aprender a aprender). Según Bateson “los procesos de desarrollo cognitivo y de socialización (procesos de aprendizaje) deben ser necesariamente reflexivos”;  esto quiere decir, que estos procesos  deben también estar dirigidos hacia sí mismos, o hacia el mismo individuo, lo que nos da a entender que entonces, no sólo aprendemos sobre nuestra relación con el entorno (desarrollo cognitivo y socialización), sino que también aprendemos acerca del modo en que aprendemos a relacionarnos con ese mismo entorno.
     En ese sentido,  los procesos de aprendizaje y socialización poseen un amplio margen de autocorrección. Esta teoría también nos explica por qué gracias  a la importancia de la interacción en la constitución del individuo y sus relaciones, nos es  posible entender que algunas conductas  psíquicas y sociales tengan su origen en conductas comunicativas.
     Un momento importante en  la Escuela de Palo Alto es cuando los  autores de la teoría de la comunicación incorporan en sus estudios muchos de los conceptos de la Teoría General de Sistemas y Cibernética (función, feed-back, relación, etc.), partiendo de cinco axiomas para el estudio de la comunicación: 1) No se puede no comunicar (Todo comunica): esto quiere decir que toda conducta humana es comunicación y que habiendo algún tipo de actividad, esta ejerce influencia en el otro y transmite algún significado; 2) Niveles de contenido y niveles de relación: el nivel de relación de los individuos predispone el nivel de contenido de los mensajes a comunicar; 3) Puntuación de la secuencia de hechos: aquí los individuos organizan las interacciones estableciendo iniciativas, puntos en común, antagonismos, etc. 4) Comunicación digital y analógica: para entenderlo en un contexto general podemos decir que en una conversación el contenido de las oraciones se articulan como una comunicación digital; mientras que los gestos (comunicación no verbal) y el mismo contexto de la comunicación forman parte de la conversación como una  comunicación analógica; 5) Interacción simétrica y complementaria: en este quinto y último axioma la simetría se explica en el momento en que los interlocutores empiezan a crear diferencias, y por el contrario, la complementariedad se explica en el momento en que los participantes encuentran compatibilidades. Por ejemplo: en la jornada pre-electoral del plebiscito se puede concluir que gran parte de los ciudadanos fueron compatibles con los argumentos del “NO” y de ahí los resultados finales; mientras que la simetría se vio reflejada en la poca capacidad de persuasión de los argumentos del “SI”.

     En una segunda estancia encontramos La Escuela de Chicago, la cual  surge en la década de 1920 con un interés definido,  el cual se centraba en los procesos sociales en un momento cuando concurrían  a las ciudades norteamericanas inmigrantes de diversas culturas. Robert Ezra Park, fue  uno de los fundadores de la Escuela, quien denominó la ciudad como un “laboratorio social” en la que el mismo, analizaba dinámicas de adaptación e interacción grupal de una forma concreta.
     Para la Escuela  de Chicago, la psicología debe ‘salir a la calle’ y ‘aproximarse al individuo en el seno de su comunidad’.  Por eso, se explica ese afán y preocupación  en el estudio de las ‘motivaciones conductuales sobre el terreno’, un  afán de sistematizar ese análisis de  las interacciones entre grupos sociales o individuos en  las urbes, análisis al que  Park y Ernest Burgess  le dan el hombre de  “Ecología Humana”.  Estas observaciones  integraban lo físico con lo biológico (la comunidad como una simbiosis en un espacio geográfico), lo social (la comunidad como un entramado de relaciones interindividuales de orden pragmático) y cultural (la comunidad como un entramado de significados y prácticas simbólicas).
     En ese sentido, los estudios de la Escuela de Chicago se centraron en  la relación que existía entre el  individuo y la comunidad, en un contexto donde el individuo operaba como una ‘máquina aislada’ (conductismo mecanicista) y  la sociedad como una ‘máquina aislada’ (funcionalismo).  Para la Escuela de Chicago es relevante entonces  los fenómenos comunicativos como forma dominante de interacción social y a su vez  es una de las escuelas que por primera vez se  cuestiona de las teorías sobre efectos de los medios de comunicación masiva (la de la comunidad como filtro de la influencia del medio). Otros autores importantes en la Escuela de Chicago fueron Luis Wirth (inmigrante Alemán) y E.Hughes; Whirt principalmente reforzó los estudios urbanos que habían hecho Park y Burgess, mientras que Hugues centró su aporte en el estudio etnográfico de las instituciones, las profesiones y el mundo laboral.


     Habiendo reseñado los aspectos más importantes  de la Escuela de Palo Alto y la Escuela de Chicago, se puede concluir que cada una realizó aportes significativos al estudio de la comunicación, en razón, a la forma en que los autores analizaban las acciones o conductas comunicativas desde los comportamientos individuales y grupales de los seres humanos, en donde progresivamente se fueron introduciendo a estos estudios otras ciencias que no habían sido tenido en cuenta como la psicología, antropología,  sociología, entre otras.  Cada uno de los autores hizo sus aportes los cuales fueron reflejados en diferentes obras, que en su  mayoría de veces, partían de una crítica directa a teorías de otros autores que no siempre eran contemporáneos. La Escuela de Chicago y Palo Alto, abrieron la puerta a entender la comunicación como una ciencia que amplía su conocimiento de manera universal, encontrando siempre un punto de interacción complementaria en lo que tiene que ver con  el entendimiento del comportamiento de los individuos con su entorno.

FICHA BIBLIOGRÁFICA
TÍTULO:   Una nueva visión de las relaciones humanas: la Escuela de Palo Alto.
AUTORES:   Edmond Marc, Dominique Picard.
EDITOR:   Ediciones Mensajero, S.A., 2008.
ISBN:   8427129181, 9788427129184.



 
TÍTULO:   Teorías de la comunicación: ámbitos, métodos y perspectivas.
AUTORES:   Miguel Rodrigo Alsina.
EDITOR:   Universidad de Valencia.
ISBN:   8437051339.
No. de Páginas:   237.
Año:   2001.





 
 











Edición: Universidad de Valencia
TÍTULO:   La escuela de Chicago: una mirada histórica a 50 años del Convenio Chicago
AUTORES:   Rodrigo Cerda.
EDITOR:   Ediciones Universidad Católica de Chile.
ISBN:   9561409305, 9789561409309.
No. de Páginas:   337.
Año:   2008.





 
 



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